Te damos una checklist con señales objetivas y subjetivas para evaluar y elegir con confianza a un buen psicólogo. ¡Conoce las claves y las señales de alerta!
Hacerte esta pregunta no solo es normal, es increíblemente inteligente y responsable.
Elegir a un psicólogo es una de las decisiones más importantes para tu bienestar y mereces tener total seguridad y confianza en esa elección.
No se trata de encontrar al "mejor psicólogo del mundo", sino de encontrar al mejor psicólogo para ti.
Un buen psicólogo lo es por dos razones fundamentales: cumple con unos estándares profesionales objetivos e intachables y, además, conecta contigo a un nivel personal y humano.
La terapia es una alianza.
En esta guía, te daremos la checklist definitiva para que puedas evaluar ambos aspectos de forma clara y sencilla.
Te prometemos una guía completa para identificar las señales de un gran profesional, las banderas rojas de uno malo, y sobre todo, para que aprendas a confiar en tu propia intuición durante el proceso.
Estos son los puntos que puedes y debes verificar antes de comprometerte, incluso desde la primera llamada o en la primera sesión.
Son la base sobre la que se construye una terapia segura y eficaz.
Esto es el punto de partida y no es negociable. Un psicólogo licenciado y colegiado garantiza que ha completado la formación académica universitaria requerida y que está sujeto a un código ético y deontológico que protege a los pacientes.
No dudes en preguntar por su número de cédula profesional o de colegiado; un profesional transparente te lo facilitará sin problemas.
La psicología es un campo muy amplio. Un psicólogo puede ser excelente, pero no ser el adecuado para tu problema específico.
No es lo mismo buscar ayuda para una fobia, que para un problema de pareja, un trauma infantil o para la ansiedad de un adolescente.
Un buen profesional será claro sobre sus áreas de especialización (terapia cognitivo-conductual, sistémica, humanista, etc.) y te dirá honestamente si tu caso se ajusta a su perfil o si sería mejor derivarte a otro colega.
Desde el primer contacto, la comunicación debe ser fluida y transparente. Un buen psicólogo te explicará con claridad su método de trabajo, qué puedes esperar de las sesiones, la frecuencia y duración aproximada del proceso, sus honorarios y su política de cancelación.
La claridad desde el inicio evita malentendidos y establece una relación de respeto mutuo.
La confidencialidad es la piedra angular de la terapia. En la primera sesión, el psicólogo debe dejarte claro que todo lo que se hable allí es estrictamente confidencial.
También debe explicarte las únicas y muy específicas excepciones que marca la ley (por ejemplo, si tu vida o la de terceros corre un peligro inminente).
Sentirte en un espacio 100% seguro es fundamental para poder abrirte.
Una vez verificados los puntos objetivos, llega la parte más personal: la alianza terapéutica. Estas son las señales subjetivas que te indicarán si has encontrado a la persona adecuada para acompañarte.
Esto va más allá de que alguien simplemente asienta con la cabeza. Sientes que no solo oye tus palabras, sino que capta la emoción que hay detrás.
Un buen terapeuta recuerda detalles importantes de sesiones anteriores, conecta ideas y te hace sentir que tu historia le importa de verdad. No tienes que repetir lo mismo una y otra vez.
El espacio terapéutico debe ser tu espacio seguro. Debes sentir la libertad de poder hablar de tus errores, tus miedos, tus decisiones pasadas o tus pensamientos más oscuros sin percibir la más mínima señal de juicio, burla o crítica.
Un buen psicólogo te acoge con empatía incondicional, validando tus sentimientos aunque no esté de acuerdo con tus acciones.
La terapia no es una charla con un amigo que siempre te da la razón. Un buen psicólogo te proporcionará un entorno de confort, pero su trabajo también es ayudarte a crecer.
Esto significa que, de forma respetuosa y constructiva, te ayudará a cuestionar patrones de pensamiento dañinos, a ver las cosas desde otras perspectivas y a salir de tu zona de confort.
Debes sentir apoyo, no complacencia.
Es normal y a veces útil que un terapeuta comparta una anécdota personal muy breve si tiene un propósito terapéutico claro para ilustrar un punto.
Sin embargo, esto debe ser la excepción. Si sientes que tu psicólogo habla demasiado de sí mismo, de sus problemas o de sus logros, la sesión ha perdido el foco.
El protagonista de la terapia eres y siempre serás tú.
Así como hay señales positivas, existen comportamientos inaceptables. Si detectas alguno de los siguientes, no lo dudes: ese no es tu lugar.
No necesariamente. La primera sesión suele ser de evaluación y es normal sentirse nervioso.
Date un margen de 2 a 3 sesiones para ver cómo evoluciona la relación. Si después de ese tiempo sigues sintiendo que no hay conexión o te sientes incómodo, es totalmente válido y profesional buscar otro psicólogo.
Sí, es completamente normal y, de hecho, es una señal de buena praxis.
El objetivo de la terapia no es que el psicólogo dirija tu vida, sino darte las herramientas y la claridad para que tú tomes tus propias decisiones de forma más consciente y saludable.
Su rol es ser un guía, no un director.
La terapia funciona si, con el tiempo, notas cambios positivos. Puede que no sean espectaculares al principio, pero puedes notar que entiendes mejor tus emociones, que tus relaciones mejoran, que manejas mejor el estrés, o que empiezas a cambiar pequeños patrones de conducta.
El progreso rara vez es lineal, pero debes sentir que avanzas, aunque sea con altibajos.
Elegir un buen psicólogo es una sabia combinación de investigación objetiva e intuición personal.
Necesitas asegurarte de que la persona que tienes delante es un profesional acreditado, ético y competente, pero también necesitas sentir que, a nivel humano, puedes confiar en ella, abrirte y construir una alianza sólida.
Tú eres el paciente y el mayor experto en tu propia vida.
Tienes todo el derecho a hacer preguntas, a expresar tus dudas y a buscar hasta encontrar a la persona adecuada para ti.
Invertir en tu salud mental es la mejor decisión que puedes tomar, y elegir bien a tu guía en ese proceso es el primer gran paso hacia tu bienestar.
Sabemos que, incluso con la mejor guía, dar el primer paso para contactar a alguien es el más valiente de todos.
Si has sentido una conexión con esta forma de entender la terapia y te encuentras cerca, nos encantaría facilitarte ese camino.
Te invitamos a conocer a nuestro equipo de psicólogos en Querétaro y a nuestros psicólogos en Orizaba, profesionales cálidos, éticos y acreditados, listos para crear ese espacio seguro que mereces.
Una primera conversación puede ser el inicio de un gran cambio.
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• Licenciatura en psicología por la Universidad Iberoamericana Puebla (Cédula: 9527960) • Máster en Intervención Psicológica de los Trastornos de la Conducta Alimentaria y la Obesidad por la Universidad de Barcelona. • Especialidad en terapia para adolescentes
• Psicólogos en Querétaro
• Psicólogos en Orizaba
• Psicólogos en Córdoba
• Psicólogos en Veracruz
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